UNIVERSIDAD LAICA ELOY ALFARO DE MANABÍ

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Decalogo del Alfarismo

septiembre 20, 2012

1. PATRIOTISMO. Para Alfaro primero estuvo la patria y ahí radica la gran diferencia con los dirigentes políticos que privilegian intereses de los grupos o partidos a los que pertenecen y sus propios intereses personales. Como auténtico líder y gobernante, como verdadero estadista de clara visión de futuro, procuró favorecer a las nuevas generaciones sin estar pensando como algunos políticos criollos, únicamente en las próximas elecciones.

2. HUMANISMO.
Alfaro pensaba primero que podía hacer por los demás y no se preocupó que podían hacer los demás por él. Creyó en un Estado al servicio del hombre y no en un hombre al servicio del Estado. Prefirió servir sintiendo la tragedia humana que divertirse con la comedia humana. Su demostrada solidaridad y sensibilidad humana lo llevó a exclamar «Se debe servir sin esperar las retribuciones de las personas beneficiadas a fin de no sufrir decepciones horrorosas» y agregaba «la ingratitud es la peor lepra que aflige a la humanidad, confunde el bien con el mal y termina promiscuándolo todo». En síntesis, fue un ciudadano útil a los demás y jamás utilizó su capacidad o influencias para obtener provecho de los demás.

3. IDEALISMO. Para Alfaro estuvieron primero sus ideales, sus principios, sus convicciones, por ello fue un defensor sin claudicaciones de la libertad, de la igualdad y de la fraternidad, trilogía de valores que inspiraron la Revolución Francesa de la cual Alfaro fue un convencido seguidor y defensor de sus postulados. Sabía muy bien que sin ideales jamás será posible una obra de claro y definido bienestar colectivo, de poder transitar por el camino correcto de la vida y alcanzar metas y objetivos superiores, de sentirse contento consigo mismo. Comprendía muy bien que los ideales y principios no pueden ser objeto de transacción, ni de pactos o componendas

4. DEMOCRACIA. Alfaro fue un convencido demócrata, creyó en un régimen republicano de gobierno, basado en aquella división de poderes que establece frenos y contrafrenos a cualquier tipo de excesos en el ejercicio del poder político. Fue un adherente de la teoría de la división de poderes que protegiera en último término las garantías fundamentales civiles y políticas de las personas y ciudadanos. Sostenía con enorme inteligencia que los fanáticos políticos o religiosos están a un paso de la gloria o del crimen y agregaba «entre un demócrata que respeta el derecho ajeno y un fanático, hay la misma diferencia que existe entre la luz que vivifica y el rayo que extermina».
5. DERECHO. Alfaro fundamentó su acción en el derecho, justamente por que creía en el derecho promulgó dos Constituciones la de 1897 y la de 1906, esta última que ha sido la que virtualmente ha regido la vida del país durante todo el siglo XX. Su apego al derecho como el gran sustento de una vida organizada y respetuosa, es la que lo impulsa a que en su gobierno se dicten una serie de leyes de diversa índole para dotar al país de una legislación consistente y confiable, lo cual define su firme adhesión al derecho como norma de convivencia civilizada y sustento de una duradera institucionalidad de un régimen democrático al servicio de una sólida organización social y del interés común. Su apego al principio de la igualdad ante la ley, lo impulsó a poner en práctica la equidad de genero favoreciendo la incorporación de la mujer a la vida pública.

6. NACIONALISMO. Alfaro creyó en el país como un todo, sabía que había que dotar al Ecuador de una alma nacional, por ello impulsó la unidad de la patria y a eso responde la construcción de una red de ferrocarriles, no tanto como obra material, sino para que la misma contribuyera a unir y a comunicar a los ecuatorianos. Su célebre frase «Tumbez, Marañón o la Guerra» lo reflejan como un apasionado defensor de la dignidad e integridad nacional, ello explica también su deseo de unir a los pueblos de América Latina y El Caribe convocándolos a una conferencia en México en 1896, para lograr el mejor trato y reciprocidad en las relaciones de todos los países desarrollados y no desarrollados, en el concierto internacional de naciones.

7. REVOLUCIONARIO. Si un verdadero revolucionario es quien desea cambiar lo que esta mal por algo bueno ó mejor, esa fue la razón de la lucha de Alfaro, por ello defendió valores, por ello sostenía que donde impera la desmoralización y el robo es imposible la República, por ello cuando acepta ser Presidente lo hace en nombre de la libertad, la moral y el derecho, y cuando asume el mando de la República, expresa con el más profundo anhelo espiritual y humano «justicia y más justicia es lo que quiere el Ecuador». Fue un luchador incansable por lo equitativo, por lo ético, por lo honesto, por lo verdadero, por lo justo, y sostenía «cuando se trata de servir a la humanidad doliente es un deber arrostrar hasta el sacrificio de la vida». Su más tangible logro revolucionario esta en la promoción de la educación laica y pública, en la que comenzó por renovar la actitud y formación de los maestros para lo cual creó los recordados Normales como institutos de instrucción especializada.

8. MAGNANIMIDAD.
El mejor biógrafo que tuvo Alfaro que fue sin duda Vargas Vila, lo calificó con todo acierto como hombre de gran corazón, pues todo acto revolucionario y de cambio debe estar inspirado en los más nobles y puros sentimientos. Tan humano y magnánimo fue Alfaro, que Vargas Vila no entendía como Alfaro había aceptado transitar por el espinoso, arribista y oportunista mundo de la política, pero el estaba consciente que los hombres generosos son por lo general víctimas de su punible generosidad para con los pícaros, y agregaba «mostrarse humilde con los tontos es sembrar y cosechar mala fama»

9. BUENAS COSTUMBRES. A Alfaro le pertenece una extraordinaria frase «dejadme practicar las buenas costumbres y les devolveré libertad y gloria». Sin duda Alfaro valoraba lo que significa mantener actitudes basadas en la decencia y en comportamientos que no lastimen derechos ajenos ni menos aún que causen daño a terceros. En el contexto de la valoración de las buenas costumbres, Alfaro entendió a cabalidad el valor de la familia como unidad básica y primordial de una sociedad, eso lo llevó a ser un buen hijo, un buen esposo y un buen padre, a respetar tradiciones, a sentirse orgulloso de su ancestro, lo cual lo hizo un hombre rebelde a los convencionalismos que sólo buscan aprovechar circunstancias por eso afirmaba «una de las peores desgracias que puede sobre venirle a un hombre de bien, es deberle servicios a un pícaro generoso». Fue un hombre sin prejuicios y eso explica porque cuando pudo castigar a quienes lo combatieron malévolamente, pronunció otra de sus históricas frases » perdón y olvido», pues sabía que de esa manera no perturbaba su benéfica acción social y humanitaria.

10. DESINTERES. Alfaro entendió con hombría de bien la frase socrática de que «el desinterés es el alma de la virtud humana», ello prueba su acrisolada honestidad demostrada con hechos fáciles de ser probados, pues mientras Alfaro se empobreció en el ejercicio del poder, la vida nos muestra como aparecen personas con inmensas fortunas obtenidas «de la noche a la mañana» haciendo alarde de la comisión del delito más fácil de ser detectado y menos castigado: el del enriquecimiento no justificado. Alfaro fue desprendido, puso su fortuna al servicio de los demás, por ello sostenía que «el padre de familia sacrificándose por la causa pública, trabaja no sólo por la felicidad general, sino por la felicidad de sus descendientes en particular». Alfaro no buscó el poder por pura ambición o vanidad, no entendía a los aprovechadores y oportunistas, luchó contra la inmoralidad, los abusos e injusticias de su época, su lucha lo llevó a ser llamado desde Centro América donde residía en el exilio, para que asuma el poder, eso prueba que no fue un mediocre desesperado por figurar o captar posiciones empleando cualquier medio para lograrlo.

EPILOGO

Alfaro fue el gran constructor del moderno Ecuador del siglo XX, su estatura de hombre superior lo hizo trascender su existencia vital y convertirse en un faro que ha iluminado la historia de la patria y América Latina. Eso enorgullece al Ecuador y principalmente a los manabitas.

AUTOR : Dr. MEDARDO MORA SOLÓRZANO
RECTOR DE LA UNIVERSIDAD LAICA «ELOY ALFARO» DE MANABÍ