diciembre 15, 2014
Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC), Manabí es la provincia con mayor cantidad de tierra cultivada en el país con más de 11.700 km2 (de los 18.940 km2 del total de su superficie) y representa cerca del 16% de territorio agrícola en el país. Con esto en mente, el trabajo de la investigadora Prometeo Scarlet Cartaya consistió en elaborar una cartografía precisa de algunas de estas áreas con el fin de proveer herramientas para determinar el impacto ambiental de la explotación agrícola.
Scarlet Cartaya es Ph.D. en Geografía y catedrática del Instituto Pedagógico de Caracas desde hace 19 años. Llegó a Ecuador en febrero de 2014 al Departamento Central de Investigación de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, para brindar a los ecólogos herramientas que determinen el impacto de la explotación de los bosques nativos y su efecto en el hábitat de la guanta (especie de roedor nativo).
“Vine a estructurar una caracterización físico-natural de áreas de interés ecológico para la región”, señala la experta, “yo caracterizo el ambiente donde vive (la guanta) para que los ecólogos puedan identificar las áreas y dar seguimiento”. Las zonas de estudio fueron Pacoche (área protegida desde 2008 al sureste de Manabí) y 1.500 km2 de bosques que comprenden la mayor parte del cantón Flavio Alfaro, parte de El Carmen y Chone.
La geógrafa explica que la guanta es una importante fuente de alimento para la población de estos cantones, pero está en peligro de extinción debido a la cacería furtiva y la deforestación. Señala que la agricultura ha provocado la pérdida de una gran cantidad de bosques nativos (hogar de esta especie).
Su estudio se centró en crear una cartografía exacta de ambas zonas a través del uso de tecnologías de información geográfica (TIG), “las TIG’s abarcan sistemas de posicionamiento global, imágenes de sensores remotos, sistemas de información geográfica y cartografías digitales”, aclara. Para esta caracterización, Cartaya recopiló todos los mapas e imágenes satelitales que pudo encontrar sobre la provincia; comenta que estas imágenes “son muy difíciles de conseguir para Ecuador, porque generalmente tenemos un colchón de nubes que es propio de la zona ecuatorial”.
Después de delimitar el área de estudio realizó un análisis geológico, hidrológico del uso de suelo, flora y fauna en campo para validar la información obtenida por las imágenes satélitales. El resultado fueron 11 informes y un atlas con mapas a diferentes escalas y distintas características de las zonas (climáticas, geológicas, etc.).
“Al inicio, mi estudio se centraba en el hábitat de la guanta, ahora abarca más especies: armadillo, ocelote y guatusa”, revela. “Para que mi proyecto no se quedara solo como un proveedor de información, se incorporó determinar la tasa de deforestación en esos sectores, es decir, un contraste entre el uso potencial y el actual”, indica que uno de los datos más reveladores de su investigación fue determinar que la tasa de deforestación en la zona de Flavio Alfaro es superior al promedio nacional.
“Es impresionante la pérdida de bosques en 20 años”, comenta la Prometeo, “quiero escribir un artículo para difundir esos datos y fomentar la educación ambiental”. En su opinión, el conflicto se genera porque la mayor parte de estas tierras son privadas, por lo que “hay que apelar a la conciencia del dueño; hemos hablado de reforzar la educación ambiental es esos sectores”.
“Uno termina haciendo mucho más de lo que dice en la propuesta del proyecto”, afirma Cartaya. Paralelamente a su investigación, esta Prometeo organizó un curso de introducción a la Geomática (ciencia que integra la captura y procesamiento información geográfica) para estudiantes y docentes de la ULEAM. El curso duró 3 meses e incorporó prácticas en el aula y el campo. “La experiencia fue muy enriquecedora, los chicos estaban ávidos de conocimiento y eso generó una buena dinámica”, afirma. Espera que en una próxima ocasión pueda organizar otro taller para profundizar en la materia y abrirlo a un público externo (por sugerencia de sus propios estudiantes). Además elaboró un manual dirigido a profesores de la universidad con recomendaciones teóricas y metodológicas para que puedan salir al campo con sus estudiantes. Tanto el atlas como el manual fueron entregados al departamento de investigación y se espera que se conviertan en herramientas de consulta para los estudiantes y el público en general.
“Yo pienso que todo lo que uno levanta desde la ciencia y la academia debe ser al servicio de todos”, afirma la investigadora venezolana. Actualmente, su estancia como Prometeo ha terminado, pero espera regresar para un segundo año: “porque han surgido nuevos temas en función de lo trabajado. Los ecólogos quieren determinar corredores vegetales que se conviertan en zonas protectoras”. Es así que ha presentado un proyecto para ampliar su estudio a otras zonas de Manabí como las cuencas de drenaje de Portoviejo. “Yo creo que aprendí mucho en Ecuador”, comenta, “los obstáculos me permitieron encontrar otras vías e información valiosa a divulgar. En 8 meses he incrementado mi currículum más de lo que hubiera hecho en mi país en 2 años”.